El pasado 31 de julio, La Madriguera colaboró en una sesión de fotos para la revista Glamour en Madrid con el objetivo de fomentar una práctica ética en relación del uso de animales con fines publicitarios.
Desde hace años, se suceden las campañas por parte de asociaciones animalistas para denunciar las condiciones en las que se encuentran los animales que son usados en el sector publicitario y audiovisual.
A pesar de los esfuerzos por acabar con agencias que se dedican a la explotación animal e intentar concienciar al público de lo innecesario del uso de animales para tal fin, los animales se han convertido irremediablemente —a ojo de los publicistas— en un en un reclamo para los potenciales clientes.
Sin embargo, cada vez hay más gente consciente y comprometida con la protección animal que consigue pequeños grandes cambios a favor del bienestar animal.
Con esta intención Mapi Vidal, estilista de la revista de moda y tendencias “Glamour”, se puso en contacto con La Madriguera a través de Marta Fernández, una colaboradora dedicada a la protección animal, para participar en un reportaje fotográfico ya que “el alquiler de animales le parece una forma de explotación a la que prefiere no contribuir”. Una iniciativa que ha apoyado la dirección de la revista.
En este reportaje, además de la pequeña Sally —quien se comportó como una auténtica profesional—, participaron una cerdita, una caniche, una pata, una gata persa y un gato exótico. Un verdadero reto para el equipo creativo que tuvo que lidiar con las diferentes personalidades de cada uno de los invitados. Este esfuerzo extra, consecuencia de que ninguno de los animales ha sido entrenado, ha tenido como recompensa un fantástico reportaje con mucha personalidad.
De este modo, la intención de La Madriguera es demostrar que hay alternativas válidas que no fomenten el maltrato animal. Así, tanto durante el traslado como en la sesión de fotos, Sally estuvo acompañada en todo momento por su casa de acogida para garantizar su bienestar y evitarle cualquier situación de estrés.
Poco después de la realización de este reportaje, Sally fue adoptada junto con su inseparable compañero Mico por una maravillosa familia en Bilbao: