Un día recibimos el aviso de una perrera en la que habían abandonado 22 hámsters. Los dejaron en dos jaulas en las que, ni siquiera debería vivir un hámster. En cada jaula convivían 11 hámsters, machos y hembras mezclados.
Hacinar tantos animales es una jaula es una crueldad, pero si encima no los separas por sexos, te encuentras con todas las hembras preñadas y lo peor, hásmters llenos de mordiscos, sin orejas o con heridas en los ojos por peleas. Además, varios tienen tumores, seguramente como consecuencia de criar entre miembros de la misma familia.
Son todos muy sociables y no tienen miedo a la gente.
ROSENDO es de los pocos que están sanos, sin heridas y de momento sin tumores.