ULI fue abandonado en una perrera, muy delgado y con la boca muy mal. Es un conejo muy mayor y con muchos problemas de salud, por lo que cualquier movimiento de su casa actual a una nueva casa podría resultarle fatal al bajarle las defensas.
No tiene incisivos, por lo que no puede cortar la comida, pero come sin problemas, sólo hay que cortarle un poco la verdura para que pueda metérsela en la boca y masticar con las muelas. Está en tratamiento por artrosis y de algunos achaques más debido a la edad.
Con sus más de 12 años consideramos que lo mejor que podemos hacer por él es darle muchos mimos y una vejez tranquila y en compañía de su casa de acogida con la que ha pasado muchos años ya.
Este abuelito no está en adopción, por su bienestar no es recomendable moverle de casa, pero necesita padrinos y madrinas que ayuden a que tenga una vida tranquila y sin dolor con tratamientos y cuidados veterinarios.
A cambio promete mandar cartas y besos.