MISKI fue abandonado en una clínica veterinaria junto con una hembra con la que vivió hasta que ella murió.
Es un jerbito adorable, aunque también tiene su carácter si metes la mano en su jaula. Fuera de ella se convierte en un jerbo súper curioso, queriendo estar todo el rato alrededor de ti, trepar por tu cuerpo hasta tu cabeza y morder suavemente quizás una oreja. Le encanta estar fuera. Puede pasarse horas dando vueltas por la habitación olisqueando todo y pegando brincos.
Aunque al principio le cuesta coger confianza, luego es el rey de las salidas.