PILAR es el claro ejemplo de la situación de negligencia que viven muchos conejos. Llevaba varios días inactiva, sin comer ni defecar hasta que las personas que debían cuidar de ella, decidieron llevarla al veterinario de manera urgente por recomendación de La Madriguera. Llegó al veterinario en estado muy grave, pálida, delgada, hipotérmica y con el abdomen muy distendido. Una vez allí, no pudieron hacerse cargo de los gastos veterinario, así que La Madriguera abrió sus puertas a PILAR para proporcionarle la oportunidad de recuperarse y vivir una vida digna y feliz.