Piparra fue rescatada justo antes de ser abandonada en un descampado. Poco antes de su abandono, intentaron regalarla junto a Cacahuete de cualquier manera mientras eran transportados en un táper de comida.
Piparra ha demostrado ser una hámster rusa sociable y curiosa, aunque se asusta fácilmente con los ruidos y los movimientos bruscos. Además, es muy activa y no para de corretear; por lo que, cuanto más espacio tenga, más feliz será.