SALLY fue rescatada de la Casa de Campo por una familia que paseaba por la zona durante el puente de Todos los Santos. No debía llevar mucho tiempo allí abandonada y, al tratarse de una coneja completamente casera, la familia que dio el aviso pudo recogerla con relativa facilidad.
Sally apenas podía moverse con soltura porque habían descuidado mucho sus cuidados. La lana del pelo se le había enredado formando bolas de pelo que se le pegaban a la piel y limitaban su movimiento. Sin embargo, lo peor era la parte trasera donde se había formado una masa compuesta por pelo e inmundicia que le obstruía toda la zona genital.
Es una coneja muy sociable a la que le encanta estar en compañía de las personas y que se desvive por dar besos a diestro y siniestro. Es curiosa y cariñosa pero también un poco quisquillosa con sus cosas.