PANDA fue un regalo para una niña pequeña. Vivía en un patio en una jaula pequeña sin salir. Cuando la recogimos era piel y hueso y tiene las patas peladas de estar sobre su orina.
Una típica historia y situación de maltrato en conejos.
Ahora recupera peso y sus patitas van curando. Tiene un carácter maravilloso. Es cariñosa, sin miedo a nada, le encanta estar sobre ti, se queda dormida. Y pide mimos constantemente.