NAVIDAD ha pasado por varios abandonos, la indiferencia y finalmente la esperanza.
En plena Navidad alguien la abandonó, alguien la maltrató dándole un golpe en la cabeza, alguien la recogió y alguien la abandonó de nuevo en las puertas de una clínica veterinaria.

Recibimos un aviso de una coneja herida y en menos de media hora nos avisaron que la habían abandonado en la puerta de una clínica veterinaria. Llamaron a la puerta y se fueron corriendo, dejando a Navidad dentro de una caja de cartón. Nosotros no podíamos abandonarla por enésima vez, muerta de dolor y con la mandíbula colgando. Navidad tenía ambas mandíbulas rotas y no podía comer. Nuestro deseo de Navidad fue que la pequeña se recuperase lo antes posible. Decidimos proporcionarle todos los cuidados y el amor que hasta entonces le habían negado. Actualmente sus mandíbulas están soldadas pero el veterinario ha tenido que extraer sus incisivos, pues le estaban generando problemas.

Navidad es una coneja de poco más de 3kg, muy cariñosa y a la vez muy asustadiza. Le encanta que la acaricies en la cabecita, pero lleva muy mal que la cojas en brazos. Si te sientas junto a ella enseguida se acerca olisqueándote y pidiéndote caricias. Es muy curiosa y, cuando el ambiente está tranquilo, le encanta salir a cotillear, meterse por debajo de los muebles como si fueran túneles y asomarse a sillas, sofás, mesas bajas…a ver qué se cuece por allí.

Es bastante limpia y usa muy bien la bandeja. Le encanta salir a la terraza a tomar aire fresco. No tiene incisivos, pero eso no le impide llevar una vida completamente normal y comer de todo lo que come cualquier conejo. Solo hay partirle la verdura en trozos. Este problema para ella en realidad es una ventaja para su familia, ya que no roerá ningún cable, ni mueble ni nada.