LEOPOLDO fue rescatado de una perrera. Estaba delgado, con mordiscos en el lomo y los genitales y las orejas llenas de costras por ácaros. Nos dijeron que era agresivo, pero claramente era por los terribles picores que produce el Otodectes. En cuanto ha empezado con el tratamiento ha cambiado radicalmente de actitud. Tiene que haber pasado un verdadero tormento el pobre.
Es un conejo tranquilo, se deja coger en brazos, acariciar y es bastante manejable. Se porta bastante bien.