CLEOPATRA tiene una mirada triste, quizás no entiende por qué después de cuatro años la dejaron en una perrera.
Es una coneja que está gordita, no parece que se haya movido demasiado porque traía las uñas excesivamente largas.
Cuando la acaricias se tumba acurrucada, con miedo. Poco a poco se la ve mas confiada, ahora lo que tenemos que conseguir es que cambie esa mirada triste, por una de esperanza e ilusión por encontrar una nueva familia.