BERGANTÍN fue abandonado este verano en los jardines de una urbanización donde todo el mundo le daba de comer pero nadie le recogió para darle un nuevo hogar. Cuando fuimos a por él, estaba tan deseoso de tener una casa, que sólo tuvimos que llamarle para que viniera a nuestros brazos.
Es muy bueno, cariñoso, y muy tranquilo.